Dávila encuentra al culpable en ‘La Moderna’, avance del capítulo 341 (14 de febrero)
Dávila vigila de cerca al violador en el salón de té, mañana en ‘La Moderna’.
Don Fermín, consciente de que La Moderna necesita estabilidad y nuevos aliados para asegurar su futuro, toma una decisión trascendental. En un movimiento estratégico, convierte en accionistas minoritarios a Pietro, Cañete y Teresa, tres personas que han demostrado su lealtad y compromiso con el salón de té.
La noticia sorprende a todos, especialmente a los beneficiados, quienes reciben la responsabilidad con gratitud y cierta inquietud. Ahora, su vínculo con el negocio no es solo laboral, sino también financiero. Para Fermín, este cambio es una forma de blindar el salón ante cualquier intento de sabotaje externo, pero también significa ceder parte del control.
Mientras tanto, en el mundo del espectáculo, las hermanas Valbuena se suman a una causa especial. Junto con otras celebridades femeninas, deciden apoyar públicamente la participación de Marcelina en la carrera de camareros, un evento que ha despertado interés en la ciudad.
El equipo del salón se encuentra en plena organización de un evento aún más importante: la visita del cineasta Luis Buñuel. Su llegada es un acontecimiento que podría poner a La Moderna en el foco de la escena cultural madrileña, pero también representa un gran desafío.
En la mansión de los Pedraza, la tensión entre Maruja y Pepita sigue creciendo. Maruja, incapaz de ignorar las señales que ha notado últimamente, decide enfrentar a Pepita directamente y preguntarle qué está pasando entre ella y Emiliano.
Su tono no es de reproche, sino de genuina preocupación, pero Pepita, sintiéndose acorralada, se zafa como puede de la conversación. Aunque intenta aparentar tranquilidad, sus evasivas solo consiguen avivar las sospechas de Maruja, quien no está dispuesta a quedarse con la duda.
Mientras tanto, la investigación del capitán Dávila sigue su curso. Convencido de que el Encapuchado de la Puerta del Sol está más cerca de lo que parece, se presenta en La Moderna con la excusa de una simple visita, pero en realidad ha ido a vigilar a su principal sospechoso.
Su presencia pasa desapercibida para la mayoría, pero no para aquellos que tienen algo que ocultar. Quico, sintiendo que el cerco se estrecha, intenta mantener la compostura, pero cada vez le cuesta más disimular su nerviosismo. ¿Podrá seguir engañando a Dávila o está a punto de cometer un error que lo delate?